Cada una de las quince narraciones contenidas aquí nos ofrece su posibilidad y su direccionalidad propia.
COLUMNA | República de lectores
Blanca Athié
Siempre que viajo o escribo me gusta encarnar el concepto de línea de fuga. Dicho concepto fue propuesto por los franceses Deleuze y Guattari, para pensar el quehacer literario como una expresión del acontecimiento. La idea de una línea implica una direccionalidad, pero entendida no como un simple movimiento o mecanismo, sino como una intención de cambio, un continuum que no puede parar, una constante de ese impulso vital que implica ser un cuerpo vivo. Dicho de otra manera: toda la vitalidad de un cuerpo, no como un cuerpo en sí mismo, sino su potencialidad o fuerza para mantenerse vivo por algo que le da sentido a su vida. Así pues, la vida funciona como linealidades y, desde luego, también la literatura que, siguiendo a ambos pensadores franceses «se define en función de líneas vivientes, líneas de carne que ella revela de forma muy especial».
Sirva esta introducción para explicar que la Antología Literaria FiliT 2024. Raíces a una voz, la constituyen su multiplicidad y la complejidad de sus líneas de fuga.
El Encuentro de Poetas y Narradores “José Rubén Romero” –Organizado por la Feria Intercultural del Libro de Tacámbaro- en su novena edición convocó a trescientos treinta y siete escritores de dieciséis países, de los cuales se eligieron quince narraciones y quince poemas. Textos de México, Chile, Perú, Argentina, Ecuador y Estados Unidos. Cada uno es un locus desde su especificidad literaria.
Por ejemplo, en narrativa, el relato Cita pendiente resalta por su originalidad y aborda la experiencia de los escritores frente a los jurados literarios; en tanto que Amarillo terciopelo evoca al personaje de la cándida Eréndira y su abuela desalmada; El origen de las fobias se decanta por visibilizar el tema de la salud mental en un escenario que será cada vez más constante y universal como la pandemia; por su parte, Lágrimas de obsidiana logra recrear atmósferas bien logradas de la época azteca con maestría, y hace que quien lo lee sienta que vive en un tiempo presente; mientras Arrebatamiento, nos provoca compasión con su prosa sencilla al abordar un tema tan duro como lo es la infancia durante una dictadura.
Cada una de las quince narraciones contenidas aquí nos ofrece su posibilidad y su direccionalidad propia, ya sea jugando con la tensión narrativa, la originalidad en la forma, los giros de tuerca en los finales, los personajes profundos, el lenguaje fluido e incluso enriqueciendo la historia con imágenes poéticas.
En poesía nos encontraremos desde haikus, poemas breves, el juego szymborskiano que apunta a finales inesperados y otros, como Derrota, que nos arrastra a la angustia y tensión poética, o La soledad es una extraña costumbre, con su deslumbramiento poético; mientras que en No soy peruana se explora el sentimiento de ser apátrida con valentía, o Siempre quedan grietas, cuya belleza se expone sin concesión alguna, y Xinechtemo, nopilkone, un texto bilingüe que nos expone su sentipensar huasteco y muestra la maternidad desde una mirada antropológica y simbólica. Cada poema o serie de poemas vibran en su propio acontecimiento, en el límite de su lenguaje, ya sea jugando con la tensión poética, confluyendo entre el ritmo y la imagen, o en su unidad temática y estilo poético.
Deseo larga vida a Raíces a una voz. Antología Literaria filit 2024, un proyecto que en lo personal abrazo con profundo respeto y cariño, por ser una fiesta de la literatura que hace posible que se encuentren tantos mundos, cuerpos y pueblos para acontecer en el lenguaje, pues volviendo a Deleuze y Guattari: «El escritor retuerce el lenguaje, lo hace vibrar, lo abraza, lo hiende, para arrancar el percepto de las percepciones, el afecto de las afecciones, la sensación de la opinión, con vistas, eso esperamos, a ese pueblo que todavía falta». Sin duda, todavía faltan muchos pueblos y líneas de fuga en los años por venir, pues a Tacámbaro no sólo su historia, la calidez de su gente o su impresionante belleza natural le dan identidad, sino que es en las letras donde se reconoce ese impulso vital y mágico que también da sentido a su comunidad.
Blanca Rivera del Río (Blanca Athié), escritora y promotora cultural originaria de Guerrero. Su obra narrativa ha sido reconocida con el Premio de Cuento José Agustín (2013) y el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez (2025). Dirigió la Feria Nacional del Libro de Iguala dedicada a Elena Garro en el 2016 y coordinó la Feria Internacional del Libro de Acapulco. Imparte talleres literarios a mujeres privadas de su libertad y en diversos espacios.