Caracas, Venezuela
El Gobierno de Venezuela desencadenó una inédita crisis diplomática con siete países de América Latina que cuestionan la transparencia de las elecciones del 28 de julio en las que, según el Consejo Nacional Electoral (CNE), Nicolás Maduro, fue reelecto para un tercer mandato con un 51.2 % de los votos, que la oposición considera fraudulentas.
Los países que alzaron la voz son Argentina, Costa Rica, Chile, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. Algunos han retirado a sus representantes diplomáticos tras denunciar irregularidades en los comicios y otros han sido obligados por Caracas a cerrar sus embajadas en el país caribeño y retirar su personal.
Mientras las protestas siguen escalando, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no se ha pronunciado a favor o en contra del resultado electoral, pero reveló que la canciller Alicia Bárcena no participará en la reunión de OEA convocada para este miércoles para discutir la elección presidencial en Venezuela.
En contraparte, mientras las divisiones políticas y diplomáticas se acentúan en territorio latinoamericano, Perú, Uruguay, Chile, Costa Rica, Panamá, Paraguay, Ecuador y Argentina externaron su rechazo a los resultados.
Brasil, Estados Unidos, Guatemala, El Salvador y Colombia han mostrado dudas ante la victoria de Maduro. Por otro lado, naciones como Cuba, Rusia, Irán, Bolivia, Nicaragua y Honduras reconocieron la votación reportada por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
“Lo que vimos -el domingo- en Venezuela no tiene otro nombre más que fraude. Una ‘elección’ donde el resultado oficial no tiene relación con la realidad, algo evidente para cualquiera, escribió en su cuenta de X, Nayib Bukele, presidente de El Salvador.
“Rompimos relaciones diplomáticas con Maduro desde hace cuatro años. No las reabriremos hasta que su pueblo pueda elegir a sus líderes en elecciones de verdad”, agregó.
Otros mandatarios como Gabriel Boric (Chile) y Javier Milei (Argentina) condenaron los sucesos en Venezuela y dudaron de los resultados.
Respuestas duras vinieron de José Raúl Mulino (Panamá), quien retiró a sus diplomáticos y suspendió relaciones con Venezuela, a la vez que Caracas exigió a Argentina, Chile, Uruguay, Costa Rica, Perú, Panamá y República Dominicana retirar inmediatamente a sus representantes en territorio venezolano.
Organizaciones internacionales como Human Rights Watch (HRW) pidieron a los gobiernos mundiales no reconocer victoria de Maduro hasta la publicación de todos los resultados.
Amnistía Internacional llamó en su red social X a la “protección irrestricta del ejercicio del derecho humano a la reunión pacífica. Las personas que salen a las calles a manifestarse no deben, en ningún caso, ser reprimidas con uso excesivo de la fuerza”.