Patricio Reyes Landa, alias “El Pato”, identificado como uno de los presuntos integrantes del grupo delictivo Guerreros Unidos y vinculado con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, fue encontrado sin vida en el municipio de Jilotepec, al norte del Estado de México.
De acuerdo con los primeros reportes, el hallazgo se realizó la madrugada del sábado en una vivienda de la localidad San Juan Acazuchitlán, donde fue encontrado su cuerpo con múltiples impactos de bala y junto a varios casquillos percutidos.
Según testimonios recabados en la zona, al menos tres hombres encapuchados ingresaron de forma violenta al domicilio de Reyes Landa durante la madrugada; aunque hubo personas presentes en el lugar, los agresores les exigieron retirarse. Horas después, vecinos alertaron a las autoridades sobre lo ocurrido.
La Fiscalía del Estado de México ya inició una carpeta de investigación para esclarecer el crimen, aunque hasta el momento no se ha determinado el móvil del ataque ni se ha identificado a los responsables.
Patricio Reyes Landa fue detenido en 2014 por su supuesta relación con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero. En aquel entonces, fue señalado como uno de los sicarios que habrían participado directamente en los hechos, y según reportes oficiales, brindó declaraciones relevantes que alimentaron la versión oficial del caso.
Sin embargo, en 2018, fue liberado luego de que un juez determinara que las confesiones que lo implicaban fueron obtenidas mediante tortura, invalidando los cargos de delincuencia organizada y secuestro.
Posteriormente fue arrestado nuevamente en 2019 por posesión de arma de fuego, aunque fue liberado otra vez en 2021.
El asesinato de Reyes Landa revive tensiones en torno al caso Ayotzinapa, una de las heridas abiertas más dolorosas de la historia reciente en México. Mientras la verdad y la justicia siguen siendo exigencias permanentes por parte de las familias de los normalistas, la muerte de uno de los involucrados más notorios plantea nuevas interrogantes sobre los pactos de silencio, los ajustes de cuentas y la impunidad que persiste alrededor del caso.
Fuente: Milenio
