Se trata de dispositivos con un menor precio y una mayor eficacia que los cañones antigranizo, los cuales son difíciles de detectar, rastrear y confiscar.
Abril García / La Voz de Michoacán
Morelia, Michoacán. En lo que va del año, la Secretaría de Medio Ambiente de Michoacán ha recibido alrededor de 10 denuncias por el uso de cañones antigranizo, según informó el titular de la dependencia, Alejandro Méndez López.
En entrevista con medios de comunicación, el secretario explicó que se trata de una problemática compleja, ya que actualmente ya han dejado de utilizarse los llamados cañones granífugo o antigranizo, los cuales fueron prohibidos desde 2021 a través del artículo 37 de la Ley Ambiental de Michoacán.
En su lugar, se recurre a misiles que tienen este mismo propósito de prevenir la formación de tormentas de granizo que acaben dañando las cosechas. Se trata de dispositivos con un menor precio y una mayor eficacia, que pasan prácticamente inadvertidos a ojos de las autoridades.
“El problema que hemos tenido ahora es que muchas de las denuncias ya no son cañones, ya no ese aparato que ustedes conocían con un tubo, sino que ahora avientan una especie de misiles o cuetes”, explicó.
Así, ya no se tiene un dispositivo fijo y visible que pueda ser decomisado por las autoridades tras una denuncia ciudadana, sino que se usan estos dispositivos que son difíciles de detectar, rastrear y confiscar. “Se nos han presentado denuncias, pero no esta tan fácil detectar esto. Pero le seguimos diciendo a la ciudadanía que denuncien”, agregó el titular de la dependencia estatal.
Mientras un cañón antigranizo con toda la instalación de gases, monitoreo meteorológico y otros insumos de puede llegar a costar hasta 2 millones de pesos, los cohetones cuestan menos de mil pesos, según los reportes federales de 2018.
Los cohetes antigranizo funcionan lanzándose hacia las nubes mediante una carga explosiva o eléctrica. Al llegar a la nube, explotan y liberan yoduro de plata, que atrae las moléculas de agua. Esto provoca que el granizo se desintegre y, además, la explosión desplaza la nube, alejándola de la zona.
El problema más grave de estos cohetes, que es a su vez la causa de su prohibición, es que corren el resigo de explotar antes de ser lanzados y provocar daños materiales y hasta pérdidas humanas.