Emocionarte

“El amor verdadero es una brecha, una brecha erotizante pero a la vez angustiante… El enamorado auténtico, tiene deseo de estar con la otra persona, pero también atraviesa la angustia de no saber cuánto durará esa relación”.
Zygmunt Bauman

En la actualidad, el fenómeno del noviazgo eterno ha cobrado relevancia en la sociedad moderna, desafiando las concepciones tradicionales sobre las relaciones de pareja. Pero, ¿Qué es realmente el noviazgo eterno y por qué se da en nuestra época? ¿Cuándo surge esta tendencia y cuáles son sus implicaciones para las personas involucradas?

El noviazgo eterno, también conocido como relación de pareja prolongada sin un compromiso formal de matrimonio, se define por su duración indefinida y la ausencia de una clara definición de los roles y expectativas de la pareja. Esta forma de relacionarse es caracterizada por su flexibilidad, libertad y enfoque en el presente, sin necesariamente planificar un futuro en común y algunas personas lo ven como una muestra de amor inquebrantable y compromiso sólido; sin embargo, otros lo consideran como una situación de estancamiento emocional y falta de proyección a futuro.

Esta tendencia ha surgido en respuesta a los cambios socioculturales y familiares que han transformado la manera en que concebimos el amor y las relaciones. Factores como la creciente independencia de las mujeres, la diversidad de modelos familiares y la mayor aceptación de la diversidad sexual han contribuido a la popularización del noviazgo eterno como una alternativa válida a las relaciones más tradicionales.

En palabras de García-Sainz (2018), el noviazgo eterno puede ser visto como una expresión de la búsqueda de la autonomía individual y la valoración de la libertad en las relaciones de pareja. Siempre y cuando se dé en el respeto mutuo, la comunicación abierta y la construcción de una relación basada en la confianza y el apoyo emocional.

No obstante, es importante señalar que el noviazgo eterno no está exento de críticas y controversias. Algunos expertos argumentan que esta forma de relación puede ser percibida como una muestra de miedo al compromiso real, lo que puede generar conflictos y desencuentros a largo plazo.

Desde mi perspectiva, las parejas LAT son una forma de relacionarse válida para algunas personas, pero en una sociedad donde las normas y expectativas sobre el amor y las relaciones son tan frecuentes, pueden llegar a ser juzgadas; por lo que es importante reconocer que cada pareja tiene derecho a definir su propio camino hacia la felicidad.

La psicoterapeuta Mireia Galán (2018), hace referencia a este tipo de relaciones y señala que algunos de los motivos que llevan a las personas a elegir esta forma, son: El enganche emocional a la familias de origen, el miedo al compromiso, la costumbre a la soledad y la situación económica.

Antes de finalizar me gustaría retomar al sociólogo Zygmunt Bauman, quien habla sobre el amor líquido (amores de bolsillo o la desaparición del amor real), esa liquidez de las exigencias de la sociedad, en la cual es cada vez más cosificada la otredad.

Hace no mucho, han aparecido conceptos como amigos con derechos, quedantes, amigovios, etc. Con esto pareciera que son cada vez más pasos para llegar al compromiso y como decían los antiguos Estoicos se da la aparición del “pathos”, (ansiedad al mañana) y aparece el ¿Qué somos? Es aquí en donde aparecen todas estas nuevas etiquetas a fin de dar una explicación a lo que no se tiene y dar tranquilidad “para lo que sí existe”.

En conclusión, el noviazgo eterno es un fenómeno contemporáneo que refleja la diversidad y complejidad de las relaciones amorosas en la sociedad actual. A través de un enfoque centrado en el diálogo, la empatía y el respeto, las parejas pueden encontrar en esta modalidad una forma de construir una relación sólida y significativa, independientemente de si deciden formalizar su compromiso en un futuro cercano o no; sin embargo, para tener este tipo de relaciones, también existe la necesidad de llegar a acuerdos mutuos y reglas específicas sobre la relación para que esta sea sana y si es necesario, hay que acudir a un terapeuta de pareja cuando sea necesario el acompañamiento y revisión de acuerdos.