El Menchito ordenó matar con extrema violencia a cerca de 100 personas y después presumía las fotografías a sus amigos y enemigos por igual
Agencias / La Voz de Michoacán
A sus 34 años, Rubén Oseguera González, El Menchito, luce como hace nueve años, cuando fue arrestado en Jalisco. Desde entonces no ha estado en libertad y el lunes 9 de septiembre llegará a juicio por narcotráfico a la Corte de Distrito, en Columbia, Washington, ante una agresiva Fiscalía que tiene varias pruebas en su contra.
El viernes pasado comenzó la selección del jurado, en un proceso que implicó revisar a decenas de personas para determinar si su perfil es el adecuado, es decir, si pueden ser imparciales y encontrar culpable al mexicano solo si la fiscalía demuestra, más allá de la duda razonable, que Oseguera fue parte del liderazgo del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) junto a su padre, Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.
Con grandes ojos, una boca pequeña, cabello quebrado peinado a un lado y de tez blanca, luce como el mismo día que fue arrestado. En 2020, las autoridades estadunidenses tomaron una fotografía del joven como parte de su registro penitenciario.
La fiscalía estadunidense ha demostrado tener un acuerdo de culpabilidad, firmado por Oseguera, en el que acepta haber cometido los delitos que se le imputan. Dado que el joven se desistió de su acuerdo antes de la audiencia en la que se formalizaría; ahora la Fiscalía utilizará el acuerdo como evidencia en contra de El Menchito.
Pero también ha anunciado que presentará fotografías de personas muertas y desfiguradas, las cuales, según la Fiscalía, muestran la brutalidad de Oseguera; según las autoridades, El Menchito ordenó matar a cerca de cien personas, y después presumía las fotografías de los hechos a sus amigos y enemigos por igual.
Por otro lado, la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés), ha señalado a Rubén Oseguera González como uno de los operadores más violentos del CJNG, al haber asesinado a más de 100 personas, ordenado derribar un helicóptero de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) y reclutar a autoridades mexicanas para el cártel.
Además, según se ha podido confirmar, otra evidencia se basa en interceptaciones a comunicaciones de BlackBerry entre Oseguera González y su tío, Abigael González Valencia, líder de Los Cuinis, brazo armado del CJNG, e incluso con su padre, El Mencho.
Jueza con especialidad en CJNG
En el escritorio de la jueza de la Corte de Distrito para el Distrito de Columbia, Beryl A. Howell, se ha visto más de un expediente relacionado con el Cártel Jalisco Nueva Generación, la mayoría, familiares cercanos a Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.
Además de El Menchito, Howell procesó a Jessica Johanna Oseguera González, hija del líder del CJNG.
En marzo de 2021, La Negra se declaró culpable de cinco cargos por hacer tratos con empresas mexicanas ligadas al CJNG, que están en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos.
Fue sentenciada a dos años y medio de prisión en junio de ese año, pero fue liberada en marzo de 2022. Recibió una reducción de condena después de enviar una serie de cartas a la jueza, arrepentida de sus actos.
Howell también procesó a José y Gerardo González Valencia, ambos integrantes de Los Cuinis, brazo armado del CJNG. La juzgadora aceptó realizarles un juicio conjunto, luego de que el Departamento de Justicia se lo pidió para ahorrarle recursos al gobierno de Estados Unidos.
El juicio inició en septiembre de 2022 y, en diciembre de ese año, Gerardo, El Lalo, se declaró culpable por haber traficado cocaína a los Estados Unidos. En julio de 2023 la jueza lo sentenció a cadena perpetua. En tanto, su hermano José, El Chepa, también se declaró culpable de traficar cocaína.
Raúl Flores Hernández, El Tío, es otro capo que vio su suerte ante la juzgadora Howell. Fue detenido en 2017 y en 2021 extraditado a Estados Unidos y, en marzo de 2023, se declaró culpable de traficar cocaína a ese país durante cuatro décadas, por lo que fue sentenciado a 22 años de prisión.
Sus negocios estaban ligados principalmente al cártel de Sinaloa, pero trabajaba de forma independiente también para el CJNG.