El último libro de Anabel Hernández revela presuntos nexos de AMLO con el narcotráfico.
Morelia, Michoacán.- En la conferencia matutina del 29 de abril de 2024, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, (AMLO) se refirió a las acusaciones que la periodista Anabel Hernández plantea en su más reciente libro, “La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa”, donde se detallan supuestos vínculos entre el mandatario y el narcotráfico.
La obra, lanzada por la editorial Grijalbo, retoma investigaciones de la DEA y pone en la mira interacciones entre líderes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y altos mandos de grupos criminales durante el año 2006 cuando el ahora presidente AMLO buscaría ser presidente de México.
Según la evidencia presentada por Tim Golden del influyente medio ProPublica, en colaboración con la DEA, la campaña de López Obrador habría recibido aproximadamente 4 millones de dólares por parte de organizaciones delictivas, incluyendo al Cártel de Sinaloa.
Sin embargo, Anabel Hernández señala en su libro,- desacuerdo a registros judiciales y testimonios -, que el apoyo económico ascendió a 25 millones de dólares y no a los 4 millones de dólares como se había mencionado, citando a una fuente anónima interna del cártel como elemento crucial para entender la relación del presidente con estos grupos.
La investigación de Hernández se apoya en 30 sesiones de entrevistas y declaraciones, donde se menciona a Roberto López Nájera, abogado involucrado en el caso de los 25 millones de dólares.
La obra también señala que un supuesto representante del PRD durante la campaña de AMLO en 2006, estableció contacto con el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva.
“¿Quieres saber por qué López Obrador abraza a los narcos?” es la pregunta con la que Anabel Hernández invita a reflexionar sobre su libro durante su visita a la Universidad de Harvard el 27 de abril.
La autora ha utilizado su cuenta de TikTok para divulgar aspectos clave de su investigación, comparando la gestión de AMLO con el Coliseo Romano y sugiriendo que estos supuestos lazos de corrupción podrían desmoronarse, aludiendo a la política de “abrazos, y no balazos”.
