Morelia, Michoacán, 17 de septiembre de 2024.- Hoy en día la mayoría de las ciudades enfrentan problemas de inundaciones nunca vistos. Las causas pueden ser muchas y muy diversas, pero destacan al menos tres:
La primera es que, como consecuencia del crecimiento de las ciudades, cada vez es mayor la superficie de territorio urbanizado y, en consecuencia, se reduce la capacidad de retención e infiltración del agua de lluvia; de aquí que sea común ahora observar verdaderos ríos superficiales sobre vialidades, ante la nula posibilidad de infiltración.
Un segundo aspecto corresponde a la modificación y entubamiento de los cauces naturales del agua, como ríos, acequias, drenes y demás cuerpos superficiales naturales, producto del comportamiento histórico de los cauces del agua. Se ha privilegiado la construcción de vialidades después de entubar ríos, e incluso se ha optado por convertirlos en drenajes de aguas residuales.
El tercero es el cambio del régimen pluvial, producto del cambio climático, de tal forma que hoy es frecuente que llueva en unos cuantos días la cantidad de agua que antes se presentaba en un mes o una temporada de lluvias. Incluso en unas cuantas horas se precipita lo correspondiente a uno o varios días de lluvia.
Ante tal situación, la Nueva Agenda Urbana en su numeral 73 de señala que: “Nos comprometemos a promover la conservación y la utilización sostenible del agua mediante la rehabilitación de los recursos hídricos en las zonas urbanas, periurbanas y rurales, la reducción y el tratamiento de las aguas residuales, la reducción al mínimo de las pérdidas de agua, el fomento de la reutilización del agua y el aumento de su almacenamiento, su retención y su recarga, teniendo en cuenta el ciclo hidrológico”.
Ante la necesidad de cambiar nuestros patrones de urbanización ha surgido el concepto de ciudad esponja, que se refiere a la capacidad que tiene una ciudad para retener, limpiar e infiltrar el agua, a partir de soluciones basadas en la naturaleza. Se trata de impulsar cambios arquitectónicos y urbanísticos que hagan que una ciudad funcione como “esponja”, al brindar soluciones que ayuden a absorber el agua de lluvia.
Un artículo publicado en la revista científica Elsevier titulado Aplicación de medidas basadas en la naturaleza en la iniciativa china de ciudades esponja, destaca que las acciones principales que pueden hacer que una urbe transite hacia el concepto de ciudad esponja son:
La creación de zonas verdes para que el agua escape, como humedales y parques inundables. La modificación de las riberas de los ríos, retirando el concreto que se haya instalado para controlar su cauce, así como la implantación de vegetación en sus márgenes.
Otras de las acciones han dado origen a los denominados “jardines de lluvia”, y que no son más que zonas verdes cuya función principal es captar y reducir el escurrimiento de agua de lluvia. El artículo citado señala que, de acuerdo a su ubicación y diseño estratégico en una ciudad, pueden reducir entre un 25% y un 69%. Otra acción significativa es la creación de las llamadas azoteas verdes, que se estima ayudarían a reducir la cantidad de agua que llega a las calles. Obviamente, los cambios en los pavimentos y recubrimientos de calles, plazas y aceras, por materiales permeables, resultan indispensables, junto con muchas otras acciones.
Este concepto, impulsado por la ONU, busca generar y aprovechar la infraestructura urbana verde para disminuir riesgos y brindar mejores resultados en términos de disponibilidad de agua, calidad y reducción de inundaciones. Lo verdaderamente relevante y urgente es la incorporación de una visión amplia del territorio en los procesos de planeación urbana, toda vez que es común observar que se autorizan desarrollos habitacionales, comerciales o industriales en el entorno de la ciudad, sin plena conciencia de las implicaciones que esto traería desde la perspectiva del comportamiento hídrico.
En otras palabras, el hecho de que tal o cual zona o colonia se inunde, no necesariamente implica asumir que el problema se origina ahí; lo más probable es que en la mayoría de las veces esto suceda a kilómetros de distancia, en las zonas rurales o de interés ambiental que se urbanizan sin control.