El Callejón del Romance se ha convertido en otro de los activos de la ciudad, nombres que se colocan en listas de guías nacionales e internacionales y forman parte de los recorridos turísticos de la ciudad.
Arved Alcántara / La Voz de Michoacán
Morelia, Michoacán. En los últimos años, la industria y las autoridades han buscado consolidar a Morelia como un destino del turismo de romance, lo que se traduce en parejas que celebran su unión matrimonial en algún templo del centro histórico o que pasan su luna de miel en la ciudad de cantera rosa o que simplemente toman un descanso de fin de semana para pasarlo en la capital michoacana.
Hay numerosas atracciones para las parejas que arriban a la ciudad de cantera rosa, como capturar una foto en las calles peatonales frente a la catedral metropolitana, compartir un gazpacho en algunas de las principales plazas de la ciudad, conocer el antiguo acueducto, la fuente de Las Tarascas y el Jardín de Villalongín.
Sin embargo, uno de los mayores atractivos para las parejas que arribana a Morelia y un punto crucial para el turismo de romance en la ciudad, es un pequeño callejón alejado de la catedral metropolitana y los grandes palacios morelianos, que discretamente se ubica entre las calles Luis Moya y Carrillo Puerto.
De acuerdo con datos históricos, este espacio data del siglo XIX y anteriormente fue conocido como “Callejón de la Bolsa” y “Callejón del Socialismo”. En sus inicios era el punto donde se encontraba una fábrica de jabón, que presentaba una imagen diferente a la de hoy en día y más adecuada a los materiales y estilo de la época.
El primer cambio significativo que se dio en este espacio fue el cierre de la mencionada fábrica de jabón, que dejó un espacio abandonado durante varios años. Hasta que a mediados del siglo XX el gobierno federal expropio el espacio y lo arrendó para que fuera usado como viviendas particulares.
También se conoce que alrededor de 1965, se llevó a cabo la remodelación del callejón, dotándolo de todos los elementos por los que es conocido hoy en día, como los acabados de cantera rosa, las fuentes y demás amueblado urbano, con el que obtuvo la denominación con el que se conoce hasta hoy en día.
A la entrada del sitio emblemático, sobresalen los pisos y paredes de cantera, así como las flores de camelinas, el ruido y la imagen de las fuentes, así como dos inscripciones. La primera de ellas dice “Callejón del romance. Inaugurado por el licenciado Gustavo Díaz Ordaz, presidente de la República, siendo gobernador del estado, el licenciado Agustín Arriaga Rivera, y presidente municipal, el licenciado Fernando Ochoa Ponce. Morelia, septiembre 29 de 1965”.
La segunda dice “El romance que se lee a lo largo de la calle, es obra del poeta michoacano Lucas Ortiz”. El nombre del Callejón del Romance se atribuye al poema “Romance de mi ciudad” del mencionado autor, que en últimos años ha ganado aún más notoriedad porque un mercado gastronómico de la zona también adoptó su nombre.
El Callejón del Romance se ha convertido en otro de los activos de la ciudad, nombres que se colocan en listas de guías nacionales e internacionales y forman parte de los recorridos turísticos de la ciudad. No obstante, las autoridades municipales también han tenido la tarea de conciliar entre los intereses que rodean el lugar y la iniciativa de algunos propietarios por instalar mesas y sillas para comensales en el icónico espacio.
Al final, este callejón es un recordatorio de lo poco que es verdaderamente indispensable para el romance. Mientras algunas parejas alquilan las mejores habitaciones de los hoteles más lujosos de la ciudad, reservan cenas en los restaurantes más caros y usan sus mejores prendas para la ocasión; un par de jóvenes pueden desviarse de su camino, ingresar al callejón y, simplemente, mirarse a los ojos.