En este Día del Padre, celebramos a esos papás que, con pasión, sensibilidad y creatividad, han sido faro y guía para nuevas generaciones de artistas michoacanos.

Yazmin Espinoza / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán.- Hay amores que se transmiten en silencio, entre escenarios, pinceles, partituras o conversaciones interminables. Amores que no se imponen, sino que florecen entre juegos de infancia, tardes de ensayo o caminatas por galerías. En Michoacán, tierra fértil para la cultura, el arte no solo se vive: se hereda. Y en el marco del Día del Padre, celebramos esas historias entrañables donde la pasión artística de los padres ha inspirado a sus hijos a seguir ese mismo camino.

Uno de esos grandes nombres es el del primer actor, director escénico y gestor cultural Manuel Guízar Marín, quien durante más de cinco décadas dejó huella en las artes escénicas a través del teatro, el cine, la radio y la televisión. Su legado no solo vive en el escenario, sino también en casa, en la vida de su hijo Eduardo Guízar, mejor conocido como Lalo, quien hoy también dedica su vida al teatro.

“Mi papá y mi mamá, que también fue actriz, fueron quienes influyeron directamente en mí por la pasión y el amor al teatro. Verlos en el escenario, en ensayos, y esas pláticas interminables con otros actores, fue lo que me llevó a decidir estar también en los escenarios”, recuerda Lalo con emoción.

Y no se trata únicamente de heredar una profesión, sino de transmitir una forma de ver el mundo: “Es fundamental inculcar desde niños el amor por las Bellas Artes. No necesariamente para que se dediquen a eso, sino para formar espectadores sensibles, críticos y comprometidos con su entorno”, comparte Eduardo.

La música también tiene su lugar en estas herencias del alma. El reconocido rector del Conservatorio de las Rosas, Raúl Olmos, ha dedicado su vida a la formación de músicos en Morelia, pero su mayor semilla quizá la sembró en casa. Su hijo Daniel Olmos no solo siguió el camino de las seis cuerdas, sino que hoy dirige con éxito el Festival de Guitarra de Morelia, uno de los eventos más reconocidos a nivel internacional en su género.

“Los hijos son una continuación de nuestro vivir y personalidad, una extensión de nuestro propio ser y siempre uno como padre quiere ser el ejemplo para ellos. Que Daniel haya decidido dedicarse a la música es la continuación de este legado de arte y educación y es un orgullo y un honor.

“El entorno familiar es importante así que él está también, a su vez, compartiendo esta educación con sus hijos. Nosotros sembramos una semilla que va a fortalecer, impulsar y fomentar el amor al arte en las siguentes generaciones de la familia y, cuando se hace con cariño, es un orgullo ver los frutos”.

Y si hablamos de creatividad compartida, no podemos dejar fuera a Fernando Llanos, artista multifacético enamorado del cine, la música y la plástica. Junto a su esposa y sus hijos Tau y Vera, ha creado un proyecto único que mezcla arte y crianza: la banda Banchicaneli, un divertido experimento de “punk educativo”.

“Hacemos lo que cualquier papá hace con sus hijos: jugamos, hacemos manualidades, nos involucramos… Solo que en nuestro caso, lo hacemos desde el arte, con todo el cariño y cuidado que le pondríamos a una pieza profesional”, explica Fernando, mostrando cómo el arte puede convertirse en un puente familiar lleno de alegría y aprendizaje.

También el legado visual de Michoacán está lleno de herencias. El artista Juan Torres, gran impulsor de la gráfica mexicana, es recordado por su trabajo con alfareros en Capula, y por haber construido la catrina monumental que recibe a los visitantes en ese emblemático pueblo. Su hija, Velia Torres Canals, no siguió exactamente el mismo camino, pero sí tomó la esencia: hoy se expresa a través del diseño, la artesanía y la moda, con un enfoque que honra sus raíces y las transforma con una mirada contemporánea.

Estas historias nos recuerdan que más allá de la técnica o el escenario, lo verdaderamente valioso es el amor por el arte que se vive en familia, que se siembra con el ejemplo y florece en libertad. Porque no hay herencia más poderosa que aquella que se da con el corazón.

En este Día del Padre, celebramos a esos papás que, con pasión, sensibilidad y creatividad, han sido faro y guía para nuevas generaciones de artistas michoacanos. Porque el arte, cuando se comparte en casa, se vuelve eterno.