Morelia, Michoacán

A sus 83 años, Don Vicente Cortés se define con humildad y sencillez: “Para servirle a Dios y a usted”. Originario de Morelia, Don Vicente ha recorrido un largo camino, lleno de experiencias que moldearon su carácter y lo convirtieron en un hombre de sabiduría, forjada en la universidad de la vida.

Nacido en el seno de una familia humilde de ejidatarios, Don Vicente aprendió desde pequeño que la vida es una constante escuela. Destaca la importancia de aprender de cada paso y experiencia vivida. Desde temprana edad, trabajó en el campo para ayudar a sus padres y costear sus estudios, adquiriendo conocimientos sobre los cultivos y un profundo respeto por la tierra y el trabajo duro.

Vicente es morador del Cristo Abandonado, lugar en el que reside media centena de abuelos y abuelos, el cual subsiste a partir de donaciones. Agosto es el mes del Adulto Mayor y Don Vicente abrió su corazón para charlar con Primera Plana MX.

El campo fue su primer maestro. Entre sembradíos de maíz, frijol, garbanzo y trigo, Don Vicente descubrió el valor del trabajo y la importancia de alimentar a la comunidad. “Surtía todos los molinos que había en Morelia”, recuerda, con un orgullo palpable.

En aquellos días, Morelia no era más que un pequeño poblado, donde los mercados se concentraban en la plaza de San Francisco.

Con el tiempo, Don Vicente vio cómo Morelia crecía y se transformaba. Pero su destino lo llevó más allá de su terruño, hacia la Ciudad de México, donde se inició en la albañilería. Trabajó en la construcción de edificios, incluyendo uno donde grababan los primeros artistas rancheros como Antonio Aguilar y Lola Beltrán. Esta etapa de su vida le permitió ampliar sus horizontes, aprendiendo un oficio que, aunque exigente, le dejó grandes satisfacciones.

Hoy, Don Vicente disfruta de su vida en un ambiente más tranquilo, pero su espíritu generoso y observador permanece intacto. “He aprendido a compartir lo que el Señor me socorre”, comenta, refiriéndose a la importancia de la solidaridad, una lección que, para él, es esencial en la vida. Don Vicente subraya que, desde los niños hasta los adultos mayores, todos necesitamos del apoyo mutuo.

Para Don Vicente, no hay mayor enseñanza que la vida misma, y su deseo es que las nuevas generaciones continúen aprendiendo de sus aciertos y sus errores.

Vicente Cortés es un hombre que, con sus 83 años, ha dejado un legado de trabajo, sabiduría y, sobre todo, humanidad. Su historia es un recordatorio de que las lecciones más valiosas no siempre provienen de los libros, sino de la vida misma.