No se arrepiente de ser artista
Dulce Rangel
Morelia, Mich. a 27 de abril de 2024.- Como un peregrino en lo profundo del arte, Rigoberto, reconoció cuál sería su camino en esta vida desde muy temprana edad, mientras rayaba las paredes supo que se quería dedicar a pintar.
Hijo de padres comerciantes, uno de nueve hermanos; recuerda con entusiasmo el regalo que le hizo su hermana cuando el tenía 13 años, lápices, acuarelas y blocs de dibujo que le permitieron iniciarse en la pintura. Desde hace 25 años mantiene las puertas abiertas de su pequeño taller y el pincel en movimiento entre sus dedos.
Bromeamos sobre lo difíciles que han sido los primeros 60 años de su infancia. «El arte es el alma de un pueblo» espetó con una sonrisa, desea que el alma de La Piedad, Michoacán, -donde ha vivido siempre- sea rescatada por las futuras generaciones de artistas, que no muera, que no se consuma entre las sombras de un mundo cada vez más comercial.
En algún momento la fortaleza de su cuerpo menguará limitando la capacidad de Rigoberto para continuar dedicándose al comercio de artículos de cocina, al respecto sugiere, que se destine un apoyo económico para los artistas independientes, sobre todo de edad avanzada.
«Cada pintor vive su época» nos comenta, «Van Gogh, Miguel Ángel, Rembrandt murieron solos y en la pobreza, y yo, yo soy feliz porque mi cuerpo está completo».