El Día de Corpus Christi conmemora la presencia real de Cristo en la Eucaristía, celebrándose con fervor en todo el mundo católico.
El Día de Corpus Christi, también conocido como el Día de las Mulas, es una celebración significativa para los fieles católicos en todo el mundo; Esta festividad conmemora la institución de la Sagrada Eucaristía y se celebra principalmente por la .
Aunque sus raíces son profundamente religiosas, el Día de Corpus Christi tiene un impacto cultural y social que va más allá de las misas y las iglesias, influyendo en diversas expresiones populares en muchos países.
La festividad, cuyo nombre en latín significa “Cuerpo de Cristo”, es una solemnidad litúrgica que celebra la creencia en la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
Según el calendario litúrgico, se celebra el jueves después del octavo domingo de Pascua, es decir, el jueves siguiente a la festividad de la Santísima Trinidad.
Durante este día, se realizan procesiones y misas especiales, ofreciendo a los fieles la oportunidad de venerar el Santísimo Sacramento, que es central en la fe católica.
La festividad fue instituida en el siglo XIII gracias a Santa Juliana de Cornillon, quien promovió la idea de dedicar un día especial a este sacramento tan importante.
Día de las Mulas
En México, es común que los niños asistan a misa vestidos con atuendos de manta y huaraches, mientras que los artesanos venden mulitas hechas de diversos materiales.
La relación entre el Día de las Mulas y el nombre Manuel puede no ser evidente de inmediato, pero se encuentra en el significado y la importancia de ambos.
Manuel, que significa “Dios con nosotros” en hebreo, refleja la esencia de lo que se celebra en Corpus Christi: la presencia de Cristo en la Eucaristía.
En algunas culturas, especialmente en España y América Latina, es costumbre felicitar a quienes llevan este nombre durante Corpus Christi como un recordatorio de que Dios está siempre con nosotros.
Así que, si conoces a un Manuel, no dudes en felicitarlo o regalarle una mulita para resaltar la relevancia espiritual de su nombre y su conexión simbólica con la celebración de la presencia real de Cristo entre los creyentes.
