Investigadores de Estados Unidos y México utilizan inteligencia artificial para el entendimiento de los ladridos de perros

Estados Unidos.- Muchos nos hemos cuestionado alguna vez qué intenta comunicar los perros con sus ladridos, por ello, un grupo de investigadores de Estados Unidos y México ha creado un modelo de inteligencia artificial, conocido como Wav2Vec2, que analiza y clasifica los ladridos caninos para revelar sus emociones y significados.

Artem Abzaliev, un estudiante de doctorado de la Universidad de Michigan, adaptó este modelo en colaboración con expertos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) en Puebla, marcando un progreso notable en el entendimiento de la comunicación animal.

El modelo Wav2Vec2, que se basa en técnicas de aprendizaje profundo, fue inicialmente diseñado para reconocer patrones en el habla humana. No obstante, se recalibró usando un conjunto de datos de vocalizaciones de perros recopilados por Humberto Pérez Espinosa, investigador del INAOE.

Dichas grabaciones, efectuadas entre 2015 y 2017, contienen ladridos de más de 100 perros en diversas situaciones emocionales, incluyendo ruidos inesperados y momentos de frustración, así como interacciones positivas como caricias o juguetes nuevos.

Los científicos lograron 70% de precisión al identificar características como raza, sexo, edad y contexto emocional del ladrido, superando sistemas anteriores.

‘El algoritmo también permitió diferenciar vocalizaciones individuales con gran precisión’, afirma Pérez Espinosa.

Además, se destaca que los ladridos varían no solo en emoción, sino también en intensidad, lo cual presenta retos para una clasificación más precisa.

Además de analizar vocalizaciones, el equipo investiga métodos multimodales que combinan audio, video, movimiento y datos biométricos como la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca, financiados por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT). Estos enfoques tienen aplicaciones prácticas en el entrenamiento de perros de asistencia y en operaciones de búsqueda y rescate durante desastres naturales.

La recolección de datos en gran volumen es una de las principales limitaciones, ya que requiere tiempo, esfuerzo y protocolos éticos que aseguren el bienestar animal, explica Pérez Espinosa, asegurando que el proyecto cumple con estrictos lineamientos para la seguridad y comodidad de los perros participantes.

El proyecto no solo busca mejorar la calidad de vida de las mascotas al entender mejor sus necesidades emocionales, sino que también podría beneficiar a entrenadores, veterinarios y cuidadores de animales.

‘El objetivo es generar conocimiento con un verdadero impacto social’, concluye Pérez Espinosa.

Esta investigación promete abrir nuevas fronteras en el estudio del comportamiento animal y fortalecer la relación entre humanos y perros.