Esta no es una lucha por banderas políticas, sino por la independencia judicial
Etelberto Cruz Loeza
El aun titular del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador, en los últimos días de su mandato está echando toda la carne al asador para obtener su figura de gran transformador de la política mexicana; inicial y finalmente, tiene dos enormes armas de manipulación: las mañaneras, que nadie se las pudo detener y dinero, mucho dinero, que ni él sabe cuánto es.
Así, en estos menos de sesenta días desea tener satisfecho parte de su enorme rencor y resentimiento del 2023, al no conseguir persona afín a sus ideas y deseos, en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en donde, ahí en ese Poder de la Unión, Poder Judicial de la Federación, varias situaciones no le resultaron cómo era su deseo, entre ellos la ampliación del mandato de Arturo Zaldívar Lelo de Ralea, que, finalmente, quiso renunciar siendo una violación constitucional, pues no existía causa grave que la ameritara, pero que fue consultada, se supone, previamente, con el Ejecutivo, con él, y con la candidata y ahora presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, incorporándose inmediatamente en su equipo de trabajo y varias reformas constitucionales, entre ellas las llamado “viernes negro”, entre otras; olvidé lograr, que los ministros, magistrados y jueces del Poder Judicial de la Federación reciban más salarios que los que recibe él
Ahora cual Danton y/o Robespierre, manipulando la multitud, como en la revolución francesa, trata de cortarle el cuello a ministros, magistrados, jueces y proponer que los impartidores de justicia sean designados por voto popular.
El titular del Ejecutivo Federal propone reforma al Poder Judicial de la Federación porque es un poder corrupto, afirma él; lo que calla él es que el poder Judicial de la Federación es el que tutela y salvaguarda los derechos de todos los ciudadanos que son lesionador en sus derechos por la actuación de toda la estructura de los tribunales Superiores de Justicia en todos y cada uno de los estados de la Federación.
No soy abogado, seguramente cometeré errores en mi escrito, pero lo poco que entiendo es que los jueces, los magistrados, los ministros y toda la estructura administrativa del Poder Judicial de la Federación, con el amparo, tesis y jurisprudencias coloca todo en su lugar, que, por errores en la integración de los expedientes, mala fe, inconsistencias, etc., etc., se manifiestan en el sentido de las sentencias, fallos y/o resoluciones de las dependencias de los tribunales superiores de justicia de los estados.
Tomo un fragmento de escrito de un abogado postulante, cuyo nombre me reservo: He dicho más de mil veces que es evidente que sí urge una reforma integral al sistema de justicias, peeero eso de elegir a jueces por voto popular, sin experiencia y destruyendo lo avanzado en los últimos años de carrera judicial establecida, vía ascensos por exámenes de oposición, es una auténtica idiotez, por decir lo menos.
Me asombra la pasividad de la gente y especialmente de mis colegas abogados (as) ante una barbaridad como la planteada. En una sociedad medianamente civilizada del mundo, esta propuesta sería un verdadero escándalo. Las barras de abogados, las universidades y los profesionales en lo individual saldrían a defender la división de poderes e independencia judicial.
La sola creencia popular de que una votación híper mayoritaria en las urnas, legitima que el poder reformador de la Constitución pueda cambiar los valores fundamentales que rigen la carta magna, o afectar derechos humanos, nos muestra el peligro de que un pueblo muy ignorante tome esta clase de decisiones, más guiados por el fanatismo y las vísceras, que por la razón. Pensando así, mañana, regresará la tortura o pena de muerte por vía de la votación.
Muchos países sometieron a votación locuras populistas, como el nazismo y la superioridad de la raza aria, la esclavitud, la segregación racial o la prohibición de la apertura religiosa. El resultado le híper favorecía al gobierno y no por ello dejaba de ser una estupidez. Bueno lo mismo sucede con esta reforma judicial.
Creo que no hay que ser muy culto para imaginarse la forma en que resolverán esos “jueces del bienestar” sin experiencia, sin conocimientos privados con una proclividad natural de apoyar a que los ayudó con sus estructuras políticas a ganar su elección.
Mención aparte merece en ver que puede haber personas instruidas y hasta abogados (as) Inclusive que apoyen esta reverenda tontería de elección popular de juzgadores y demás plan c. Creo honestamente que, si estudiaron leyes y aun así apoyan estas propuestas, revela por un lado la deficiencia del sistema educativo. Y por el otro. El triunfo del rencor, de la envidia y frustraciones de vida ante la razón. Por gente así es que el shampoo trae instrucciones de uso.
Esta no es una lucha por banderas políticas, sino por la independencia judicial.
El fin del sexenio no será tan terso ni planchado como lo desea el titular del Ejecutivo Federal. Los trabajadores del Poder Judicial de la Federación están de pie y luchando. Se desconoce la ruta crítica, pero está una fecha impostergable: 1 se octubre.
Y aunque no se quiera esta lucha hasta el Senado de la República. En su caso se modificará la Constitución y ahí no se tiene, pese a los traidores como Alito, la mayoría calificada será el crujir de huesos. La oposición por minoría que sea debe estar cohesionada y unida: mostrar que se es oposición.
Un elemento más en este fin de sexenio es la llamada sobrerrepresentación y la Sala Superior dirá la última palabra y ya falta muy pocos días.
Lo dicho el fin de sexenio no será terso ni sedoso, ni está planchándose.
Y se olvidó la economía: el peso y su flotación, los mercados financieros y los socios del T-MEC y, tanto Estados Unidos como Canadá, ya hicieron su formal pronunciamiento.