¿Por qué los seres humanos nos alimentamos? ¿Por qué dormimos? ¿Por qué trabajamos? Las respuestas que encontraremos a estas preguntas son todas similares. “Me alimento para vivir”, “duermo para descansar”, “trabajo para sustentarme a mí y a mi familia”

El Shetry/ Amro Abdou Mohamed

¿Cuál es el verdadero significado y propósito de la vida? Esta es, quizás, la pregunta más importante que se ha hecho alguna vez el ser humano. Algunos filósofos han considerado que es la pregunta fundamental que el hombre se ha planteado a lo largo de las diferentes épocas.

¿Es la razón una guía suficiente?

¿Por qué los seres humanos nos alimentamos? ¿Por qué dormimos? ¿Por qué trabajamos? Las respuestas que encontraremos a estas preguntas son todas similares. “Me alimento para vivir”, “duermo para descansar”, “trabajo para sustentarme a mí y a mi familia”.

Entonces, ¿cómo se descubre el propósito de la vida? Al respecto tenemos básicamente dos opciones. La primera es permitir a “la razón” que nos guíe. Después de todo, el esclarecimiento racional nos dio la ciencia moderna basada en la observación cuidadosa del mundo natural. Pero… ¿Los filósofos, con su método racional, lo han deducido?

¿Ha mirado alguna vez el cielo en una noche clara? Usted verá un número incalculable de estrellas. ¿Es posible no ser conmovido por la vista de estas estrellas innumerables en el cielo nocturno, que brillan como polvo de diamante en un terciopelo negro? Existen multitudes de estrellas más allá de las estrellas, extendiéndose hasta lo insondable. La grandeza del universo nos humilla, nos estremece, nos inspira un anhelo por la investigación, y demanda nuestra contemplación. ¿Cómo es que existe todo esto? ¿Cómo nos relacionamos con esto, y cuál es nuestro lugar en el universo? ¿No podemos oír a los cielos “hablar”?

“Verdaderamente, en la creación de los cielos y de la tierra, y en la sucesión de la noche y el día hay, ciertamente, mensajes para todos los dotados de intelecto, los que recuerdan a Dios, de pie, sentados o cuando se acuestan, y meditan sobre la creación de los cielos y de la tierra: “¡Oh, sustentador nuestro! No creaste nada de esto sin un significado y un propósito. ¡Infinita es tu gloria! (Corán 3:190-191)”.

Si nosotros fuimos hechos por un creador, entonces ciertamente ese creador debe de haber tenido una razón, un propósito para crearnos.

Entonces, es importante buscar conocer el propósito de nuestra existencia. Después de deducir que existe un propósito, podemos escoger si queremos vivir en la armonía con él o no.

La alternativa a la especulación: pregúntele a Dios

Esto nos trae a la segunda opción: la alternativa a la especulación sobre el significado y propósito de vida es la revelación. La manera más fácil de descubrir el propósito de una invención es preguntarle al inventor. Para descubrir el propósito de su vida, pregúntele.

La respuesta

El Islam da la respuesta a los esfuerzos de la humanidad por encontrar un significado trascendente. El propósito de la creación para todos los hombres y mujeres durante todos los tiempos ha sido siempre uno: conocer y rendir culto a Dios.

El Corán nos enseña que cada ser humano nace consciente de Dios.

“Y tu Señor creó a partir de Adán su descendencia e hizo que todos ellos atestiguaran (diciéndoles): ¿Acaso no soy Yo, vuestro señor? Respondieron: Sí, lo atestiguamos. Esto es para que el día de la resurrección no digáis: No sabíamos (que Allah era nuestro señor). O digáis: Ciertamente nuestros padres eran idólatras, y nosotros sólo somos sus descendientes. ¿Acaso vas a castigarnos por lo que cometieron quienes siguieron una creencia falsa? (Corán 7:172-173)”.

El Profeta del Islam nos enseña que Dios creó esta necesidad primordial en la naturaleza humana en el momento en que Adán fue creado. Esta creencia natural se llama “fitra” en idioma árabe. Por consiguiente, cada persona lleva la semilla de la creencia en Dios profundamente enterrada, aún si está bajo capas de negligencia y o si su conciencia está afectada por el condicionamiento social. Si un niño creciera solo, crecería con un conocimiento intuitivo de Dios - un solo creador.

De este modo, así como el cuerpo del niño se somete a las leyes físicas creadas por Dios en la naturaleza, su alma se somete naturalmente al hecho de que Dios es su señor y creador.

Como adultos, las personas deben luchar ahora entre su disposición natural hacia Dios y sus deseos, para poder encontrar el camino correcto. La llamada del Islam se dirige a esta naturaleza primordial, la disposición natural, la impresión de Dios en el alma, la “fitra” que orienta el alma de cada ser viviente hacia su Creador. Dice en el sagrado Corán:

“Por cierto que he creado a los genios y a los hombres para que Me adoren (Corán 51:56)”.

“Él es quien creó la muerte y la vida para probarlos y distinguir quién obra mejor... (Corán 67: 2)”.

“¿Acaso creían que los creé sin ningún sentido? ¿Creían que no iban a comparecer ante mí? (Corán 23:115)”.

Según el Islam, ha existido un mensaje básico que Dios ha revelado a través de todos los Profetas, desde el tiempo de Adán hasta el último de los profetas, Muhammad, la paz de Dios sea con todos ellos. Todos los profetas enviados por Dios vinieron con el mismo mensaje esencial:

“Por cierto que enviamos a cada nación un mensajero (para que les exhortase a) adorar a Allah y a evitar al seductor. Algunas de estas naciones fueron guiadas por Allah, y a otras se les decretó el extravío. Transitad por la Tierra y observad cómo fue el final de quienes desmintieron [Nuestros signos] (Corán 16:36).

Los profetas trajeron la misma respuesta a la pregunta más importante para la humanidad, una respuesta que encamina el anhelo del alma por Dios.

¿Qué es la adoración?

‘Islam’ significa ‘sumisión’, y la adoración en el Islam significa ‘la sumisión y obediencia a la voluntad de Dios’.

Cada ser creado se ‘somete’ al Creador siguiendo las leyes físicas creadas por Dios:

“A él pertenece cuanto hay en los cielos y en la Tierra; todo le obedece (Corán 30:26)”.

Sin embargo, si no se premiara ni castigara por la sumisión del ser humano, esto no tendría ninguna importancia. El premio es para aquéllos que rinden culto a Dios, que se someten a la ley moral y religiosa de Dios por propia voluntad, sin ser coaccionados. Esta adoración es la esencia del mensaje de todos los profetas enviados por Dios a la humanidad. Por ejemplo, este entendimiento de la adoración fue expresado enfáticamente por Jesucristo:

“No todo el que me dice: ‘señor, señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mateo 7:21)”.

‘Voluntad’ significa ‘lo que Dios quiere que los seres humanos hagan’. La voluntad de Dios se encuentra en las leyes divinamente reveladas que los profetas enseñaron a sus seguidores. Por consiguiente, la obediencia a la ley divina es el fundamento de la adoración. Sólo cuando los seres humanos adoren a Dios sometiéndose a su ley religiosa y moral, podrán encontrar la paz y armonía en sus vidas y la esperanza de alcanzar el Paraíso, tal como el universo funciona en perfecta armonía sometido a las leyes físicas impuestas por su señor. Cuando se desecha la esperanza de alcanzar el Paraíso, se pierde el principal valor y propósito de la vida.

De otro modo, ¿cuál sería la diferencia entre vivir una vida de rectitud o una vida llena de vicios?, si el destino final de todos sería el mismo de todas maneras.

¿Quién necesita la adoración?

Dios no tiene ninguna necesidad de nuestra adoración, es la humanidad la que necesita adorar a Dios. Si nadie en la Tierra le rindiese culto a Dios, esto no restaría de forma alguna nada de su gloria; y si toda la humanidad se entregase fervorosamente a rendirle culto, esto no agregaría nada a su gloria. Somos nosotros quienes necesitamos de Dios:

“No pretendo de ellos ningún sustento, ni quiero que Me alimenten. Allah es el Sustentador, y Él posee un poder grandioso (Corán 51:57-58)”.

“Se os pide contribuir por la causa de Allah, pero entre vosotros hay quienes se muestran avaros. Sabed que la avaricia es en perjuicio propio y que Allah prescinde de toda Su creación; y por cierto que sois vosotros quienes necesitáis de Él. Si no creéis, Allah os sustituirá por otros que no obrarán como vosotros [sino que creerán y obedecerán a Allah] (Corán 47:38)”.

¿Cómo adorar a Dios, y por qué?

A Dios se le adora obedeciendo las leyes que Él reveló a través de los profetas.

¿Por qué los seres humanos necesitan adorar a Dios obedeciendo las leyes divinas reveladas? La respuesta es simple: la obediencia a la ley divina trae paz a esta vida y salvación en la próxima.

Las leyes divinas proporcionan a los seres humanos un código claro para guiar cada esfera de la vida humana, tanto en lo individual como en la interacción con los demás y con el medio que nos rodea. Sólo el Creador puede saber qué es lo mejor para su creación.

Los dioses falsos de la modernidad

Dado que el Islam considera a Dios como una entidad a la que se sirve con amor, profundo respeto y anhelando una recompensa, se puede decir que el mundo moderno sirve a muchos dioses. Los “dioses” de la modernidad parecen a primera vista dar significado y contexto a la vida del hombre moderno.

La ventana de la modernidad a través de la que percibimos la realidad actual está marcada por varios rayones, manchas, fisuras y filtros. Todo esto cubre la realidad. Y la realidad es que las personas no tienen una necesidad verdadera, excepto de Dios. Pero hoy en día, estos ídolos vacíos se han convertido en los objetos de la devoción de las personas y se les rinde culto, tal como está escrito en El Corán:

“¿Acaso no reparas [¡Oh, Muhammad!] en aquel que sigue sus pasiones como si estas fueran una divinidad? (Corán 45:23)”.

El resultado de esto es que nuestro mundo se vuelve más y más caótico, tal y como nos dice el Corán:

“Se puede ver la devastación en la tierra y en el mar como consecuencia de las acciones de los hombres. Esto es para que padezcan [el resultado de] lo que han hecho, y puedan recapacitar (Corán 30:41)”.

La respuesta del Islam a cuál es el significado y propósito de esta vida, satisface la necesidad humana fundamental: el retorno a Dios. Sin embargo, todos estamos regresando involuntariamente a Dios; entonces, la cuestión no es simplemente retornar a Dios, sino de qué manera lo hacemos: ¿avergonzados y agonizantes esperando un castigo; o con alegría, humildad y agradecimiento esperando la recompensa de Dios? Si usted espera esto último, entonces sepa que, a través del Corán y las enseñanzas de Profeta Muhammad, Dios guía a las personas a él de una manera que asegurará su felicidad eterna.