Cada año, hombres de la comunidad purépecha recorren el monte, piden permiso a la tierra y cortan un árbol sagrado para celebrar el Corpus. Con música, comida y tradición, arrastran el tronco hasta el corazón del pueblo, donde mujeres y niños lo reciben con alegría y confeti.

Angélica Ayala / Colaboradora, La Voz de Michoacán

Cuanajo, Municipio de Pátzcuaro, Michoacán. A temprana hora los hombres salen al bosque a buscar el árbol que cortarán para el palo encebado que es una tradición durante la celebración del corpus; recorren los caminos de terracería hasta adentrarse al boscaje, ahí observan, dialogan y se ponen de acuerdo, ven hacía arriba para estimar la altura del árbol, tras elegirlo piden permiso a la madre tierra y al árbol agradeciéndole su vida y que ahora será utilizado para una de las festividades más representativas de esta comunidad purépecha.

La actividad es organizada por el jefe de tenencia de Cuanajo, así como el presidente de bienes comunales, esta tradición es centenaria y aunque no hay una fecha establecida cada año se realiza de esta manera. Al elegir el árbol, empiezan con el corte, lo desraman con hachas y sierras, todo lo dejan en el lugar donde lo eligieron, solo se llevan el gran tronco que es arrastrado hasta la comunidad donde ya los esperan las mujeres y una banda de música de viento.

Antes de partir a su comunidad, se organizan, enciende una pequeña fogata para calentar la comida que llevaron para el almuerzo, todos cooperan y se sirven del guiso, comen con tortillas que calientan en las brasas, toman agua o refresco, recuperando fuerzas y descansando un poco después del derribo del ahora palo que alcanza una altura de por lo menos unos 15 metros de altura o un poco más. Todos conviven y se hacen bromas entre ellos.

En esta actividad tradicional participaron también la cuadrilla número 10, así como varios hombres de la comunidad, “agradecemos al encargado del orden de Condembaro, ya que él brindó el apoyo con la donación del árbol, así como con un tractor para el arrastre del mismo, de Condembaro hasta Cuanajo”, expresó el jefe de bienes comunales de Cuanajo, Pedro Custodio.

Explicó que, por cuatro años consecutivos, la cuadrilla 10, ha participado en el corte el árbol, “son cuatro años continuos los que llevan haciendo esta actividad y su experiencia queda demostrada nuevamente”, así mismo, detalló que el almuerzo fue aportado por habitantes de la comunidad como “Beto, Mario y Los Manzanos”. 

Cuanajo se divide por cuadrillas, por tanto, detalló Pedro Custodio, reconoció que fue la cuadrilla 10 quien coordinó el trabajo de elegir y cortar el árbol. Para trasladarlo de Condembaro a Cuanajo, se amarró con cadenas a un tractor para realizar el recorrido hasta la entrada principal de este poblado indígena que significa “lugar de ranas”, ahí ya los esperaban las mujeres y la banda de música de viento.

Al llegar a la comunidad la banda de música empieza a tocar, las mujeres llevan bolsas de confeti lo sacan y lo colocan en la cabeza de los hombres, ellos se quitan el sombrero o la gorra para recibir el gesto de bienvenida, entre risas y alegría a cada uno se le rocía de los papelitos de colores, “gracias”, “muchas gracias”, se les escucha decir y después colocan nuevamente el sombrero o la gorra.

La música no para de tocar, también están ahí una yunta de bueyes para arrastrar el palo por la calle principal, lo atan con mucho cuidado y el guía de los fuertes animales lo va guiando lleva en su mano una vara para poder controlarlos, así durante todo el trayecto las mujeres van bailando, vestidas con el traje tradicional que consta de la enagua, el rollo o faldón, el guanengo y el rebozo, hasta llegar al centro del poblado.

Ahí, antes de desmontar el palo, le colocan por debajo troncos más delgados para que pueda rodar a una de las orillas de las banquetas, todos los hombres participan con sus fuerzas y logran el cometido, ahí permanecerá para en estos próximos días limpiarlo en encebarlo, colocarle los regalos y pararlo, actividad que se realizará este jueves 19 de junio y festejar el corpus.

La festividad del corpus, va acompañada del rejuego es ofrecer una ofrenda a toda la población como agradecimiento a la madre tierra por las buenas cosechas del año pasado y pedir porque se repita para este año; sin embargo, también participan comerciantes, carniceros, pescadores, artesanos, dependiendo de la región, todos “avientan” lo que mejor consideren.

Esta actividad se replica en los pueblos purépechas de la región lacustre en diferentes fechas, todos tienen en común el ofrecimiento de las ofrendas, por ejemplo, en Zirahuén, cuando realizan el corpus hay quienes lanzan pescados, al ser una de las principales actividades del lugar.