Ciudad de México

Un 48.4 por ciento de los mexicanos encuestados reveló sentir preocupación cuando las deudas se acumulan sin que se puedan pagar, según una encuesta dada a conocer este martes 25 de junio por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en colaboración con la Condusef.

De igual forma, un 16.1% consideró que su nivel de deuda era alta o excesiva.

Además, el sondeo también se detalló que el 36.9% de la población se encontraba en un nivel alto de estrés financiero; 34.6%, en un nivel moderado, y 28.5% en un nivel bajo o nulo.

En relación con el estrés financiero, 34.9% de la población reportó experimentar alguna consecuencia física, como dolores de cabeza, trastornos gastrointestinales o cambios en la presión arterial.

Por su parte, 30.7% reconoció sufrir impactos psicológicos, como problemas de sueño o alimentación.

En general, esta parte de la población sufre ansiedad o depresión, y no es ajena a la desesperanza, agobio o desesperación.

Según los encuestados el ingreso mensual necesario para cubrir los gastos, a nivel nacional, ascendió a los 16 mil 421 pesos. Sin embargo, se observaron diferencias según sexo: las mujeres consideraron necesario un ingreso de 15 mil pesos, mientras que los hombres estimaron un promedio de 18 mil pesos.

El sondeo también reveló que en México sólo la mitad (52.0%) de la población de 18 años y más tiene algún tipo de ahorro, ya sea en alguna institución financiera, cajas de ahorro o guardado en casa.

Sin embargo, entre quienes ahorran, la mayoría (57.3%) tiene un monto equivalente de hasta una quincena de lo que gana.

Esta falta de ahorro se debe a que sólo el 7.7% de los mayores de 18 años tienen la seguridad de que, después de cubrir sus gastos necesarios, les va a sobrar el dinero a fin de mes.

Aunque, según el director general de la Condusef, Óscar Rosado, el problema no está solo en la falta de dinero.

“El gran tema es el bienestar financiero, pero hay una relación tóxica en ocasiones con el dinero, de tal manera que pareciera que a muchas personas el dinero les quema las manos. Les llega y lo sueltan, ¿no? Hay que empezar la educación en las familias”, insistió.