Bajo avenida Chapultepec, descubren restos de un muelle y un canal, de acuerdo con un informe de un equipo del INAH
Ciudad de México.- Bajo la superficie de la avenida Chapultepec, un equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha desenterrado restos significativos de un muelle y un canal que datan de la época prehispánica, situados en la costa de una península al pie del cerro del Chapulín.
Durante la supervisión de construcciones para un nuevo paso a desnivel cerca de la estación del metro Chapultepec, los arqueólogos, liderados por María de Lourdes López Camacho del INAH, descubrieron varias partes de este cauce artificial y, recientemente, el pequeño puerto que servía como punto de partida y llegada de canoas hacia el lago de Texcoco.
Rodeado por una capa de arena, el tramo mejor preservado del canal se encuentra debajo del tráfico de la avenida Chapultepec, cerca de la calle Lieja y al lado del edificio que fue sede de la Secretaría de Salud, donde en 2023 se encontraron vestigios de una residencia del asentamiento prehispánico previo al pueblo de indios de San Miguel Chapultepec.
“Existía un camino por el que sus habitantes accedían a esta vía principal; muchas veces, los ‘caminos de agua’ corrían paralelos a los de tierra”, explica la experta del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec (MNH).
“Originalmente, aquí pasaba un río que corría del lado sur del cerro y desembocaba en un embalse. Esta corriente fue transformada culturalmente: primero, en un canal navegable; a inicios del virreinato, en un caño y, a mediados del siglo XVIII, en el acueducto de Chapultepec, el cual contó con 904 arcos, y que iba de las ‘albercas de Chapultepec’ a la fuente del Salto del Agua”.
“El canal de origen prehispánico, que acabamos de encontrar, está referido en el Mapa de Uppsala (ca.1550), donde aparece con una canoa en tránsito. Este debió ser un ‘camino de agua’ principal, porque a través de la excavación arqueológica y la correlación estratigráfica hemos corroborado que su ancho máximo es de 1.80 metros, un espacio angosto, pero suficiente para el paso de embarcaciones menores”, detalla López Camacho.
Liliana Márquez Escoto, jefa de excavación, menciona que la unidad de exploración mayor, donde se observa el fondo del canal y las arenas de la playa, mide 2.50 metros de ancho por 4 de largo; “es el espacio que hemos podido indagar, porque al sur tenemos la tubería de agua del Metro, y al norte, el sistema de drenaje”.
El manejo del agua ha sido un desafío constante para el proyecto, que también incluye a los arqueólogos Paola González Montero y David Chávez Fernández.
Márquez Escoto también comenta sobre la estructura del posible muelle, que presenta un apisonado por donde se accedía a él y 40 pilotes de madera dispuestos transversalmente.
“Algunas de las muestras recuperadas, analizadas en la SLAA, revelan que parte de la dieta de los habitantes del asentamiento prehispánico se basaba en el consumo de quelites, calabaza y jitomate”, concluye la doctora Aurora Montúfar López.