2024 PT5 fue detectado por vez primera en agosto pasado, por el Gran Telescopio Sudafricano
Redacción / La Voz de Michoacán
Desde hace unos meses, un punto brillante comenzó a avistarse en el cielo nocturno, se llegó a decir que se trataba de una "miniluna", sin embargo, la NASA aclara que no hay conclusión más equivocada que esa pues, en realidad, se trata del asteroide 2024 PT5 que, cada vez, se acerca más a la órbita de la Tierra, alcanzando su punto máximo de cercanía en sólo unos meses, ¿representa un potencial peligro?
2024 PT5 fue detectado por vez primera en agosto pasado, por el Gran Telescopio Sudafricano. En ese momento se estimó que mide alrededor de 10 metros de ancho, uno de los aspectos por lo que no representa ningún peligro para la Tierra, aún cuando alcance la mayor proximidad física con esta.
Una de las preguntas más frecuentes, desde que el asteroide se avista junto a la Luna, cada que anochece, qué es lo que posibilita su cercanía. La razón es que órbita al Sol con un movimiento similar al que lo hace la Tierra, lo que provocará que 2024 TP5 se mantenga orbitando cerca de nuestro planeta en los próximos meses.
Las condiciones propias del asteroide impiden que el campo gravitacional de la Tierra lo atraiga hacia él, por ello mismo la NASA ha explicado que el asteroide será como un "compañero distante", pues desde el pasado 29 de septiembre se ubica a una distancia nueve veces más lejana a lo que se encuentra nuestro planeta de la Luna.
Y, en, en enero del próximo año alcanzará la mayor de la cercanía a la que podría aproximarse a la Tierra, equivalente a cinco veces la distancia entre nuestro planeta y la Luna, lo que sigue representado un peligro mínimo para la humanidad.
Las y los expertos aprovecharán su cercanía, antes de que siga su trayectoria con destino a otras regiones del Sistema Solar, para rastrearlo con la ayuda de un radar planetario, que ayude a estudiarlo con mayor especificidad.
Las observaciones se llevarán a cabo a inicios del próximo año, desde la Red de Espacio Profundo de la NASA, ubicado en Barstow, California.
De lo poco que las y los investigadores han podido concluir es que, con probabilidad, se trata de un asteroide de origen natural y no de un fragmento de algún cohete que haya quedado suspendido en alguna órbita, debido a que la forma en que se mueve así lo sugeriría.