Morelia, Michoacán, a 7 de abril de 2024. Ubicado a 8.5 km al noroeste del municipio de Nahuatzen, y con más de 3,500 habitantes, Arantepacua recuerda desde hace siete años a cuatro comuneros, a quienes se les privó de la vida el 5 de abril de 2017, por lo que desde entonces, cada año, llegan a Morelia para exigir justicia y respuestas por parte de la autoridad estatal.
Dedicados particularmente a la actividad de la madera, los arantepacuenses mantienen su postura de lucha ante Silvano Aureoles Conejo, mandatario de Michoacán entre 2015 y 2021, Adrián López Solís, entonces Secretario de Gobierno y actual Fiscal del Estado, así como a Juan Bernardo Corona, Armando Hurtado Arévalo y Víctor Lara Gómez Arrieta.
Las posturas de exigencia de justicia son totalmente válidas, sin embargo, en todos los años de manifestaciones y mítines, los comuneros de Arantepacua han realizado destrozos materiales a estructuras del Centro Histórico, así como comportamiento violento considerado vandálico.
Dicho esto, pese a estás conductas reprobables por afectaciones a terceros, el fondo de la historia recae también en las autoridades que con abuso de poder, cometieron de manera extrajudicial cuatro asesinatos, así como torturas, maltrato psicológico y físico, así como más de 35 detenciones arbitrarias.
Familiares de los caídos no quitarán su combate ante la impunidad de las autoridades, ante su nula respuesta por más de siete años. «La principal exigencia continúa y seguirá siendo el castigo a los responsables, justicia, memoria ,verdad, reparación y garantías de no repetición por aquellos que no tienen voz y por los compañeros que han quedado en el camino. La justicia debe ser adecuada, rápida, efectiva y proporcional a la gravedad y al daño sufrido. Debe ser para todos. 5 de abril, ni perdón ni olvido. Abajo los muros de las prisiones», comentó una joven con referencia a una carta a la autoridad.
La comunidad de Arantepacua espera que el Gobierno responda de manera adecuada, para que el lamentable suceso del 5 de abril de 2017 no quede encarpetado, ni con impunidad y mucho menos, olvidado.
