Morelia, Michoacán, 21 de octubre de 2024.- ¿Qué sucede cuando un Papa muere repentinamente? La Iglesia Católica tiene prevista toda una serie de rituales que desembocan en un cónclave en donde se elegirá al siguiente representante de la institución. El escritor británico Robert Harris retomó este tema en su novela Cónclave (en español está editada por Grijalbo), publicada originalmente en 2016, que este año llega a las pantallas bajo la dirección del alemán Edward Berger, quien es conocido por su reciente adaptación de Sin novedad en el frente (Im westen nichts neues, 2022), la extraordinaria novela de Erich Maria Remarque.
En Cónclave (2024), se cuenta la historia del cardenal Lawrence, quien es responsable del proceso en donde se elegirá al nuevo pontífice. En la pantalla vemos una lucha sorda para conformar los diferentes grupos de poder y la manera en que se van eliminando prospectos o creando nuevos favoritos al interior de la institución.
Para entender el tono de la película, hay que hablar un poco del escritor Robert Harris. Un británico que comenzó escribiendo libros sobre política, pero que decidió hacer un viraje hacia la ficción histórica. Su primer éxito fue Patria, una novela en donde se proyecta una visión alternativa de la historia si los nazis hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial. A esta siguieron nuevas novelas de corte histórico que han sido adaptadas al cine o la televisión, como El escritor fantasma (The ghost writer, 2010) y El acusado y el espía (J’accuse, 2019), ambas dirigidas por Roman Polanski. Harris ha sido acusado continuamente de escritor fácil y tremendista, gracias a sus fantasiosos giros de tuerca, que al parecer poco importan a su sólida base de lectores.
Edward Berger sabe reflejar en la pantalla el tono de thriller político que tan bien se le da a Harris. Logra retratar fielmente el juego de intereses que se cuecen en el cónclave, así como la tensión que deben soportar los involucrados. En ese sentido, la elección de Ralph Fiennes como protagonista resultó un gran acierto con su rostro siempre expectante y nervioso. Además, logra introducir con sutileza pintorescos comentarios humorísticos que resaltan algunos de los escándalos recientes del Vaticano.
Si bien es una película bien armada y con profusión de detalles, lo cierto es que no logra zafarse de los desenlaces un tanto tramposos del escritor británico. Tanto gira la tuerca que puede llegar a romperse. Y en este caso, poco le falta, pero aun así, es posible rescatar casi dos horas de un thriller ágil y entretenido, aunque el final no sea del todo satisfactorio.